lunes, 28 de noviembre de 2011

Cada cosa en su lugar.


Nos levantamos con ganas de mirar hacia adelante, de descubrir lo que está a nuestro alcance y fuera de este. Nos apresuramos en correr a contracorriente mientras intentamos descolgar la nostalgia y la penuria de los recuerdos que nos acechan.
Cada día es un nuevo reto, un regalo que se nos hace, una aventura que vira alrededor de nosotros mismos. Nos proponemos metas, cambios, dilemas inmorales.
Y a veces, no tenemos conciencia del propio paso del tiempo. Necesitamos dejar atrás lo que un día fue nuestro o que al menos, creíamos que nos pertenecía. Las manos sobre la mesa, la obstinación en un cajón, el pudor en el espejo, el arrepentimiento en las cenizas de un alféizar y el amor en cada recoveco de nuestra alma solitaria.
Nunca es demasiado tarde para saborear los pequeños placeres de la vida.

martes, 9 de febrero de 2010

Silencio.

No sé ni por donde empezar. Han pasado tantas cosas que prefiero quedarme con lo mejor de cada día.
Primero me perdí a kilómetros de aquí buscando siempre la otra cara de la moneda. Esperé como una idiota en el andén a esa mirada que a veces llegaba y otras tantas se fugaba a medio camino.
Me exasperaba cada vez que sonaba el teléfono y veía que no eras tú el que llamaba. No tengo paciencia. Pero detrás de cada tormenta siempre hay un rayo de luz para amainar la complejidad.

Aún así, me he vuelto optimista. Tengo la sonrisa puesta y las uñas pintadas. Me he planteado pensar en ti, sólo en ti. Me llevaré tus palabras a todas partes. No quiero otro. Tú eres ese a quien he esperado todo este tiempo.
Echo de menos mirar con ternura a alguien y sentir eso que no suelo sentir. El tiempo pasa deprisa y cada vez estamos más cerca el uno del otro.
Ahora es imposible que nos separen. Ahora es el momento de empezar a conocernos y construir nuestro mundo como nos dé la gana.

martes, 3 de noviembre de 2009

Gracias cariño.

La de hoy fue una tarde de película. Sí, sí, les digo que si Spielberg llega a estar por estos lares me iba a fichar...
No sé como empezar a narrarla, creo que merecerá la pena contar los detalles con cautela y minuciosidad. La verdad es que me sorprendió. Me levanté prontito, como de costumbre. Me zampé dos tostaditas calentitas, duchita rápida y pa' fuera. Realicé mis dos horitas intensas de ejercicio matutino y a la hora de comer volví a casa.
La mañana otoñal transcurría maravillosa, un día de perros, pero eso no quita que fuera agradable...
Aunque la lluvia parecía que auguraba malos presagios, por lo menos para mí.
Por la tarde, salí escopetada de casa, quería hablar... y hablar... y hablar...
Arreglar todo lo arreglable. Me vestí con una falda larga y una camisa discreta y ceñida. Cogí mi mejor fular y me lo até al cuello. Hoy me había decantado por el azul celeste, cogí unos pendientes y un colgante también a juego. Y el último toquecito, una barra de labios.
Me mentalicé de tener plena seguridad en mí misma, de no mostrar debilidad: "ni una sóla lágrima, ni una".
Le vi y a lo lejos y me estremecí por un instante. Vacilé un segundo antes de pronunciar la primera palabra. Me acerqué y con sutileza le besé en los labios. No sé por qué lo hice, supongo que la adrenalina genera este tipo de actos involuntarios y a la vez espontáneos.
Pero cuando le miré a los ojos detenidamente, supe qué es lo que iba a decirme. Las palabras sobraban y los nubarrones se asomaban para ver el panorama más de cerca.
Lo más gracioso de todo fue cuando, para colmo para acentuar más mi preciada suerte, me metí la ostia del quince que hasta los de la once debieron de verla y descojonarse de la risa, y con razón... Mírenla, pobrecita, con su camisita nueva manchada de mierda...
Yo ni siquiera sonreí, por qué iba a hacerlo? Tenía la cabeza ocupada en otros asuntos. Nos sentamos en un banquito adyacente al lugar de mi peculiar caída.
Fue muy breve y conciso en sus palabras, duraría como cinco minutos. Insistió en acompañarme a casa, pero yo rechacé la apetitosa oferta. No me gusta ir acompañada de individuos pretenciosos que no saben lo que quieren ni tampoco lo que tienen hasta que lo pierden.
Que pasen una buena noche.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Vaya nochecita.

Supongo que soy idiota al pensar que puedo con todo... Y que todo lo que me rodea es de color rosa. Supongo que sí, que lo soy vamos.
Y es que se me hace duro pensar en ti cuando ya no hay nada en qué pensar, nada preocupante ni alarmante ni excitante... Cuando ya no existe nada y hasta la conciencia te rehusa cuando te ruega que dejes de jugar, que ya no hay cartas suficientes para acabar la partida.
Es curioso, y mientras estoy perdiendo el tiempo, tú ya estás con tu vida hecha...
Qué demonios! No me voy a lamentar... Prefiero alegrarme, sonreír y con parsimonia continuar mi camino.
Seguro que él es para mí...
Seguro que ella es para ti...
El tiempo lo dirá... Pero no quiero divagar más sobre esto, no de momento. Considero que es más oportuno relatar brevemente la nochecita de ayer, y vaya nochecita...
Creo que le daré la razón a Y, que en mitad de la farra me dijo: T, creo que sería mejor que nos hubiéramos quedado en casita.
Efectivamente, amigos, la noche pintaba estupenda, bárbara, pletórica de júbilo y cachondeo.
Así pintaba, pero con tanta pincelada el Picasso quedó hecho mierda y con perdón. Resulta que más de uno había dado la tabarra de una forma tremenda, pero bueno, no es para tanto.
Pero es que nunca rehuí tanto el olor a cerveza caliente que rezumaba hasta por las paredes...
Me lo pasé bien sí, podía habérmelo pasado mejor, pero es que tengo una mala leche encima incansable e incesante y espero poderlo remediar.
Bueno, pese a todo, espero que la noche que hayan pasado ustedes fuera extraordinaria, tanto como el ser humano o como la vida misma.

lunes, 26 de octubre de 2009

Bienvenidos a mi mundo!

A eso de las 7:30 abres los ojos como platos, y lo primero que piensas es: "otro día más de vuelta a la rutina matutina que agrada tanto la vida de trillones de personas". Igual no piensas eso exactamente, pero algo similar puede que sí.
Bueno, el caso es que hoy al levantarme pensé: " pues por qué no me creo un blog? Me gusta pintar los pensamientos con palabras, reflexionar acerca de la vida, de cualquier acción pasajera, cualquier problema con o sin trascendencia, y en definitiva me gusta parlotear como nadie.

No tengo ni puñetera idea de si alguien leerá esto o no, pero se me hace curioso a la par que interesante saber que por lo menos algún personaje algo tedioso se pase por aquí y quizá (si la suerte me acompaña) deja su opinión en base a lo que lee.

Supongo que eso es la finalidad de todo blog , aunque eso ahora no me preocupa. No tengo ninguna idea en mente ahora mismo, sólo quería exponer esto como una pequeña inauguración que si Dios quiere, será el inicio de una gran aventura por estos lares.

Espero que alguno de vosotros/as, compartáis también dicha aventura tan sumamente fascinante conmigo!